lunes, 3 de abril de 2017

Y allí va Morón

Parecía fácil. Y no lo era. Resultó holgado. La visita a Maschwitz era uno de esos partidos que todos sabíamos que en la ruta del campeonato había que ganar. Si bien, al final, el empate también hubiera servido (tomando en cuenta la derrota de Atlanta), Morón empieza a pensar en despegarse de sus escoltas para llegar con el aire suficiente a la fecha en que quedará libre (faltan dos) y nunca dejar la cima del torneo.

Todo fue tan rápido y vertiginoso como el estado del campo de juego. A los diez minutos el once de Otta estaba dos a cero arriba con dos goles de Leandro Guzmán. Con sendos desbordes por la izquierda de un imparable Nicolás Ramírez, el primero fue fruto de un centro preciso a la cabeza que definió cruzado y abajo. El segundo, una corrida por el mismo lateral, un quiebre y un intento de remate al arco que es obstruído por un defensor que le deja servido al mismo goleador una pelota bien "chanchita" de frente al arco.

Iban once minutos y restaba demasiado para dormirse. Obviamente Acasusso iba a quemar las naves. 

Y aquí un punto preocupante: de la misma manera que tanto Ramírez como Guzmán lastimaban por sus bandas, Morón era atacado por sus espaldas. Es por ello que Nicolás Martínez y sobre todo Ferreira se encontraron muchas veces con el 2-1 en frente y eran desbordados. Principalmente el "cuatro" que es mucho más propenso a excursiones a tierras rivales y retarda su regreso.

Por todo esto, Morón dejó de atacar y fue desbordado a tal punto que el "quemero" consiguió un gol por intermedio de Damián Salvatierra (nos vacuna siempre) que lo puso en carrera nuevamente.

No es menor destacar que Ramírez luego de la jugada que originara el segundo gol quedó muy golpeado y ya no fue el mismo. Y esto se notó.

En el complemento el equipo local volvió a insistir con sus llegadas y consiguió el empate de la mano de un penal ejecutado por el "nueve" y goleador.

Claro que Morón tenía guardada la carta de triunfo en el banco. El técnico decide el ingreso de Matías Pardo en lugar de un extenuado Guzmán y fue "Pichín" quien volvió a enloquecer a la defensa de Blas Giunta. En su primer intento, casi entrando al área, lo derriban y de ese centro magistral de Gerardo viene el cabezazo de Cristian Lillo para poner a Morón nuevamente arriba en el marcador.

Y más tarde, un jugadón de chico surgido de la inferiores provoca que le cometan una falta en el área que se transforma en penal y gol ejecutado por Damián Akerman.

Ya con el cuatro a dos y los ingresos de Rodrigo Díaz (lo hizo muy bien) por Ramírez y Valentín Perales (sorpresivo número cinco) por Damián Toledo; el equipo de Walter Otta no solo justificó el marcador sino que lo pudo haber ampliado.

Armar un podio de elegidos sería difícil, pero podríamos empezar con Nicolás Ramírez (desequilibrante mientras estuvo entero), Guzmán (por sus dos goles), Lillo (que siempre está) y Pardo (encargado de poner las cosas en orden nuevamente). Pero parece injusto dejar de nombrar un muy buen partido de Akerman y de la dupla central Racca - Mayola.

El Gallo se enamoró de la punta del torneo y tiene serias intenciones de no dejarla.

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